BREVE RESUMEN SOBRE EL PASTOR DE BEAUCE:
El Beauceron o Pastor de Beuce pertenece a las cuatro razas francesas de pastoreo más conocidas, cada una de ellas procedente de una región determinada. Son, además del Pastor de Beauce, el Briard, el Picard y el Pastor de los Pirineos.
El Pastor de Beauce se parece al Dobermann, tanto en el color como en el aspecto.
Procede de un perro pastor antiguo y menos refinado, utilizado probablemente también para la caza, que sólo se ha estabilizado en su actual forma desde finales del siglo pasado.
Es un pastor por naturaleza y en los últimos años su temperamento ha mejorado enormemente.
Sin duda, ha heredado una parte de mastín que le confiere hoy en día un físico vigoroso.
Y tampoco deberíamos olvidar que su personalidad, como ya ha quedado escrito, viene condicionada por su vocación de perro de pastoreo. Es decir, es un animal con capacidad de iniciativa, que no se deja impresionar fácilmente por un rebaño ni se distrae por lo que pueda estar aconteciendo a su alrededor, aunque, sobre todo, es muy receptivo a una educación esmerada.
Su reputación, de cualquier forma, no se reduce a un guarda intratable de estilo arrogante. Este gran diablo negro tiene una mirada decidida y un poderoso dinamismo.
Tampoco puede decirse que sea un bruto que lo único que desea es pasarse el día peleándose.
Es impulsivo, brusco y atiende sólo las indicaciones de su amo cuando éstas son claras y limpias.
Sus reacciones son muy concretas: atiende, se agita y, en la mayoría de los casos, se anticipa. Es un comportamiento típico de los pastores, siempre bajo el grito de la orden, atrapando al vuelo la palabra o el gesto. Este dinamismo es especialmente apreciado para los trabajos de pastoreo, modelo de complicidad con su dueño durante siglos. No obstante, esta típica conducta se interpreta de manera diferente según las razas.
De fuerte carácter algo ordinario, a pesar de su desarrollo tardío, adquiere su carácter maduro alrededor de los dos años y medio, aunque no se tiene que tomar por un moloso.
Durante decenios, los pastores de Beauce han puesto el acento en el tipo de temperamento: prudente/audaz. La audacia le viene de su trabajo sin la menor vacilación o indecisión, y prudente por revelarse como un perro muy maleable, atento y observador. Y verdaderamente, el Pastor de Beaux es capaz de ser todo eso. Se le ve, por ejemplo, con la emergencia de esta nueva disciplina que es la agilidad.
Sobre el papel, nada le predispone a ser un perro poderoso, dominante, algo brusco y testarudo, al conseguir en un recorrido de obstáculos o la maniobrabilidad. Ahí, la complicidad con el dueño es determinante.
En este sentido, la raza ha adquirido en unos años un excepcional palmarés, en particular una asombrosa segunda plaza en el Campeonato del Mundo de Dinamarca, en 1997.
No obstante, el Beauceron también tiene un handicap: su lado dominante, que obliga a someter le a una estricta disciplina, dándole una libertad controlada, particularmente en los concursos. ¡Es su instinto de pastor el que le lleva a tomar iniciativas!
Hay que remarcar, no obstante, su afecto desbordante por la familia y el apego extraordinario. Es paciente, calmado y dulce en la intimidad. Y cuando su dueño quiere que le obedezca, no adopta un tono cansado; a veces con un mero fruncimiento de ojos suele ser suficiente para que obedezca.
Es un compañero tranquilo de la familia y no tiene nada de diablillo. De un vistazo, analiza la situación y si ve la cosa negra a pesar de sus juegos inconvenientes, se pone rápidamente a la disposición de los más próximos.
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